Las manos, fascinante pantalla al pasado, muestrario de lo vivido pero, también, regreso al futuro, novela de lo que está por vivir. Las líneas de las palmas, ese ente misterioso del que uno no se fía pero, a regañadientes, se aferra. Esa reliquia por explotar, es carbono que, a la presión adecuada, se convertirá en diamante. Diamante en bruto.
Según dicen la lengua bífidas y pérfidas, por un lado y, por el otro, amantes de lo esotérico, el punto donde las líneas de las palmas se cortan determinarán el momento de tu muerte. Futuro.
El día que una gitana vislumbro la intersección de los afluentes de los cuales pendía mi vida, reflexioné.
No es la confluencia de las líneas de las manos la que determina el futuro. Es el encuentro de dos miradas en el ambiente, cuando el tiempo se detiene en la fugacidad los ojos ajenos y, de repente, se acelera a trompicones cuando se aleja la mirada de lo foráneo.
El día que una gitana vislumbro la intersección de los afluentes de los cuales pendía mi vida, reflexionó.
‘Muchacho, estás muerto’ – Me dijo.
‘Lo sé. Una mirada me mató.’
¡Hallooo! ❤
Miguel… no puedo decirte más que gracias. Un texto súper inspirador. Me encanta. *.*
Espero poder seguir leyendo más cosas muy pronto, enserio ^^^
Un besazo enorme desde Illea y, como siempre… ¡nos leemos pronto! ❤
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¡Muchas gracias por molestarte en comentarme tus impresiones! Quiero que sepas que es muy importante para mi.
Espero que muy pronto, bueno, sé que muy pronto (ya que tengo algún texto preparado) podrás leer mas cosas.
¡Nos leemos pronto!
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Es muy hermoso mucha gracias por comparto blog tan hermoso Miguel
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Hola!
Qué relato tan impactante… Personalmente no creo en la lectura del futuro. Ni con las manos, ni posos del té, ni nada. Pero sí creo en el poder de las miradas y su impacto en nuestra vida y nuestro futuro.
Muchas gracias por compartir! Un abrazo! Nos leemos pronto!
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